Todo lo que podía salir bien, salió; y todo lo que merecía este fabuloso evento, lo ha obtenido tal y como se lo ha ganado: ilusionando a la gente sin dejar que la llama del blues se apague, incluso pandemia mediante, y trabajando por traer artistas internacionales a Moratalaz y crear esa atmósfera propia que aun llevando solo 3 ediciones ya tiene carácter propio.

Todo salió bien porque no le faltó ni sobró nada. El tiempo fue inmejorable, ni frío ni calor, aun acercándonos al cierre del telón pasada la 1 de la mañana

La luna, llena como ella sola, andaba aguardando este día para salir hinchada de luz y conferirle a la estancia una esfera aún más mágica. Afuera del auditorio, se podía escuchar tímidamente, pero en toda la amplitud de la esplanada, pusieras donde te pusieras, la acústica te envolvía para disfrutar todo perfectamente.

A las ocho tanto el viernes, como el sábado 29 y 30 de septiembre respetivamente empezaban a escucharse los primeros acordes.

El primer día inauguraron la escena el trío belga de Doghouse Sam & his Magnatones, que con su más puro estilo R&B y el juguetón del batería Franky Gómez fueron llamando como flautistas de Hamelín a los vecinos y demás melómanos.

Para el segundo concierto, el de la incombustible e hipnótica voz de Toni Green, ya estaban los motores arrancados y el público en su máxima aglomeración. Eso sí, pese a la enorme cantidad de gente que vino, en ningún momento hubo sensación de agobio, pues los que querían estar junto al escenario contaban con sitio y espacio suficiente, y los que deseaban sentarse en las gradas traseras disponían de asientos de sobra e igualmente buena acústica. La voz de Toni Green encandiló a todos por igual, aunque la pobre intentara arengar a los vecinos a cantar y la barrera idiomática no ayudase a entenderse del todo bien a ambas partes. Lo importante es que el idioma de la música funcionó, y sobresalientemente.

Para acabar el primer round y ya acercándonos a la media noche, los que no habían ido a los dos puestos de comida que había a la entrada aprovecharon para pillar fuerzas, y los previsores tomaron sus puestos para escuchar al último grupo: Los Saxos del Averno con Adrián Costa. Y la verdad es que no pudo ser mejor elección, pues o pones a un grupo que dé juego en los últimos compases de la noche o Morfeo ya empieza a hacerte de las suyas. Y desde luego que dieron juego: tres vientos, una cuerda y un teclado, más la voz… te lo podrás imaginar. No se querían ir, el público tampoco quería dejarlos marchar y arañando, arañando se consiguió ir avanzando, hasta que alrededor de la una y media, todos con una sonrisa en la cara, dieron por conseguido el primer día de festival. Y al día siguiente la fiesta debía continuar…

Richard Ray Farrell comenzó con su guitarra acústica y su voz evocadora invitando a todos a cerrar los ojos y perderte en su viejo estilo de blues del Mississippi, como quien se pierde en un pensamiento y no sabe hacia donde llegará, tal es la magia que algunas voces e instrumentos transmiten.

Y no nos alejamos mucho de la región, porque también de Mississippi fueron los siguientes, Memphissippi Sounds, un peculiar dúo que si le pasa como a un servidor que siente predilección por la armónica, pudo disfrutar de lo lindo con sus ritmos, sus solos y su estilo buenrollero.

Y como colofón final, siendo su primera vez en España pero viniendo como una leyenda del blues con más de 50 años a sus espaldas, Kenn Lending subió el escenario para hacer cosquillas, gritar, reír y cantar a las cuerdas de su guitarra y, junto con su voz, terminar de llenar los corazones de los asistentes de blues del bueno; y darnos aire que respirar hasta la siguiente edición del Festival Internacional de Blues de Moratalaz.

Gracias por todo Moratalaz Blues Factory. ¡Nos vemos de vuelta más pronto que tarde!