A todos nos hubiera gustado una inauguración por todo lo alto, con música, vecinos y todos los medios, la ocasión no merecía menos, pero los tiempos actuales nos dejan muy poco margen para celebraciones. No obstante contó con un visitante ilustre que engrandeció el momento: el alcalde José Luis Martínez Almeida.

Con sus 2.400 metros cuadrados de superficie, la Escuela de Música, a la que aún hay que ponerle nombre, sobresale con elegancia y poderío en la calle Corregidor Diego de Valderrábano, al lado justo de la Parroquia de la Presentación de Nuestra Señora. Sin embargo lo mejor está por dentro…




Gracias a la Junta Municipal pudimos ser el único medio en acudir a la inauguración y ver en primicia el interior del recinto. Y si te gusta por fuera, por dentro es impresionante. El cuidado por los pequeños detalles y el uso de una madera limpia y cálida dignifica sobremanera las futuras notas que sonarán por toda la escuela, una vez empiece a bullir de música y alumnos.

Y es que según entras ya cuentas con un pequeño jardín a mano izquierda donde seguro habrá futuros conciertos o se podrán realizar actos. Una vez dentro del recinto, a la derecha siguiendo el olor y color a madera se encuentra el acceso principal al salón de actos, en el que nos detendremos más adelante dada su espectacularidad. De frente te encuentras unas grandes cristaleras que te enseñan un jardín zen con piedrecitas, al que puedes bajar por unas largas escaleras en el lateral. Y a la izquierda comienzan los despachos y las clases, teniendo en la planta de arriba el grueso de ellas. Los pasillos por su parte juegan con los verdes, negros y color madera.

Al tratarse de una escuela de música hay dos tipos de aulas, unas pequeñas y otras más grandes. Las primeras están orientadas a clases en solitario o con muy pocos alumnos y las otras se dedicarán a clases grupales, teóricas o corales. En la planta baja hay dos aulas de música y una de percusión, a parte de las salas de profesores, secretaría y recepción. En la de arriba hay seis aulas de las pequeñas, con unos 14 metros cuadrados de superficie cada una.

Y volvemos al salón de actos, o auditorio, porque de veras merece la pena pararse un poco en ello. Para empezar su tamaño es gigantesco, teniendo de lejos más capacidad y altura que cualquier edificio de Moratalaz. La acústica, como no podía ser de otra forma, es magnífica y la disposición del escenario mostrará al graderío una visión amplia, limpia y agradable de las futuras obras a interpretar. Y el detalle de la madera… el uso específico de este material, en el tono en el que está y lo que transmite hace el lugar más amplio y a su vez tremendamente acogedor y noble.

No podríamos estar más contentos por semejante obra, pues va a dignificar, como hace la arquitectura bien planteada, todo lo que allí se celebre e interprete, y va a ser la casa de cientos de músicos que pasarán por sus pasillos.

En estos meses venideros se irán haciendo los concursos públicos para la contratación de personal y servicios, antes del verano empezarán las inscripciones y después será el momento que tanto esperamos, cuando la escuela cobre vida con el propósito para el que fue construido.

Felicidades vecinos, porque esta Escuela de Música seguro que nos va a dar muchas alegrías y va a ser un referente en la ciudad. ¡Larga vida a la música!