La salida será, como es tradición, en la calle Fuente Carrantona 8, con la primera arrancada —la de los más pequeños— a las 10:00 h, y la salida conjunta de la Media y los 10K a las 10:30 h. La meta, en el Polideportivo Municipal de Moratalaz, será un hervidero de aplausos, camisetas empapadas y ese aire de domingo que solo deja el cansancio feliz.

La Asociación Atlética Moratalaz, organizadora de la prueba, mantiene intacto el espíritu popular con el que nació: cualquiera puede participar, sin más requisitos que inscribirse y tener ganas de sumar kilómetros. Las plazas están limitadas a 2 000 corredores entre las dos pruebas principales y 500 niños en la Mini, así que conviene no dormirse. Las inscripciones se realizan online, a través de la web oficial www.aamoratalaz.com.

Para los que se atrevan con todo, la media maratón completa (21 097 m) volverá a ser la reina del recorrido: un circuito exigente que pide cabeza fría y piernas firmes. Los que prefieran algo más corto, los 10 kilómetros no son un paseo: mantienen la tensión justa para poner a prueba la resistencia y la fuerza. Y para quienes empiezan, la Carrera Mini ofrece 2 500 metros de pura ilusión, donde los futuros fondistas del barrio dan sus primeros pasos.

Como novedad, la organización mantiene la posibilidad de correr la media en formato relevo de tres corredores, una opción pensada para los equipos o amigos que quieran repartirse el reto sin renunciar al podio compartido. En todos los casos, el dorsal llevará chip de cronometraje en la Media y el 10K, mientras que los más pequeños tendrán control manual, pero la misma emoción de cruzar la meta.

La recogida de dorsales será el viernes 7 de noviembre (17:00–19:00 h) en la piscina cubierta del CDM Moratalaz, y el sábado 8 (10:30–13:30 h) en la carpa del club, dentro de la pista de atletismo. Un ritual más antes de la gran cita.

Y luego llega el domingo, ese día en que Moratalaz amanece distinto. Las aceras se llenan de público, los ánimos marcan el ritmo y los corredores buscan su propia cadencia entre calles que muchos conocen de memoria. Porque aquí, más que competir, se comparte: se comparte sudor, esfuerzo y orgullo de barrio.

Si te animas a por la grande tendrás que enfrentarte a los 21 kilómetros de la Media Maratón, donde el cuerpo te pide haber entrenado a conciencia para poder afrontarla. Si la ves demasiado para ti, siempre te queda la de 10 —que tampoco es un paseo— o acompañar a los tuyos desde la valla, animando a todo pulmón.

Porque ese día, en Moratalaz, la comida se gana: no llega por tu cara bonita, sino a cambio de sudor y kilómetros. Y cuando cruces la meta, con las piernas pidiendo tregua y la sonrisa aferrada al rostro, sabrás que el trueque ha merecido la pena.